Los hombres de la ciudad dijeron a Joás: Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. Y Joás respondió a todos los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar. (Jueces 6:29-31) Los jueces de Israel (11) Gedeón (D) Derribando el altar de baal Después de su encuentro con el Ángel de Jehová, Gedeón edificó un altar y lo llamó Jehová-shalom: Jehová es paz. Pero ahora, antes de que Dios pueda utilizar públicamente a Gedeón, él debe ser fiel en su propio hogar. ¿Cómo podría oponerse a los enemigos del Señor cuando el altar de Baal permanecía sin oposición en la casa de su padre, siendo centro de adoración de parte de los hombres de su ciu­dad? Dos altares, dedicados a dioses diferentes, no podían coexistir. Obedientemente, Gedeón siguió las instrucciones del Señor. Uti­lizó un toro de su padre para derribar el altar a Baal que estaba en la casa de su padre. Cortó la imagen de madera que estaba junto él, y edificó un altar al Señor en la cumbre del peñasco, utilizando la madera de la imagen de Asera para hacer el fuego del altar, y ofreció el toro como sacrificio al Señor. Sin embargo, él tuvo miedo de hacerlo de día, así que lo hizo de noche. Gedeón se caracterizaba por la debilidad y el temor, pero, gracias a Dios, obedeció, con la ayuda de diez de sus siervos. Dios valora nuestra obediencia y soporta nuestra debilidad y nuestros temores. Él aprecia la honestidad. ¡La verdad salió a la luz! Nadie puede servir a dos señores. Si per­manecemos firmes por el Señor, entonces estaremos contra el mundo de forma reconocida. Gedeón no se defendió a sí mismo ni trató de justificar sus acciones. Dios se aseguró que alguien más se pusiera de su lado. ¡Y su propio padre fue el primero en seguirlo! Entonces el Espíritu del Señor vino sobre Gedeón, él sopló la trompeta y su clan, los abiezeritas; su tribu, Manasés; y tres tribus más se juntaron con él. Eugene P. Vedder, Jr.