Shownotes
Regeneración democrática, decían. Lucha contra la desinformación, proclamaban con solemnidad. Pedro Sánchez, vestido de cruzado moderno, se alzó en su púlpito de Moncloa para predicar la buena nueva: acabar con los bulos. La maquinaria del fango debía ser desmantelada, los pseudomedios desenmascarados, los enemigos de la democracia señalados… y censurados, si era menester. Todo por el bien común, claro. Pero el problema —el de siempre— es que el barro lo pisaban ellos… y les llega hasta las cejas.