Shownotes
Id… porque día santo es a nuestro Señor… porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.
(Nehemías 8:10)
El gozo del Señor (4)
Para tener el gozo del Señor, primero debemos estar bien nutridos por la Palabra de Dios, pues esa es la aplicación espiritual a «comed grosuras, y bebed vino dulce». También debemos preocuparnos por las necesidades espirituales de otros, «enviándoles porciones». Eso nos ayudará a tener el gozo del Señor. Pero hay más cosas que debemos aprender. Cada hijo de Dios debe recordar que este día (como todos los días) es santo a nuestro Señor, pues no somos nuestros, ya que hemos sido comprados por precio (1 Cor. 6:20). ¡Y a qué precio! Por la sangre preciosa de Cristo, que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros. ¡Cuánta fortaleza espiritual tendremos si recordamos constantemente este grandioso hecho!
El pueblo había sido llevado cautivo a Babilonia porque se preocupaban solamente de sus deseos y pasiones egoístas, y se habían olvidado de Dios, quien los había amado y se había hecho cargo de sus necesidades. La palabra santo o santificado significa «apartado». Es verdad que cada uno de nosotros tiene responsabilidades como el trabajo secular, las necesidades familiares, y muchas otras cosas más, pero todo esto debe ser realizado teniendo en vista la gloria de Dios: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Cor. 10:31).
El enemigo de nuestras almas trata de hacernos creer que podemos ser felices si dedicamos algo de tiempo a las «tareas religiosas», y utilizamos el resto de tiempo como si nos perteneciera para hacer lo que queramos. La verdadera felicidad reside en la completa devoción y la total dedicación, cuando nuestro corazón, alma y mente están ocupadas con Él; cuando pasamos el mayor tiempo posible en la Palabra, en Su presencia; y cuando buscamos ayudar a otros por el poder del Espíritu Santo. Este será el feliz resultado de comprender que nuestros días son santos a nuestro Señor. ¡Que el Señor nos conceda el poder para realizar esto, y así tengamos el gozo del Señor, el cual es nuestra fuerza!
A. M. Behnam