Shownotes
En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
(Salmo 23:2-3)
Salmo 23 (2)
Para el cristiano, el mundo a su alrededor es un desierto vacío. No hay nada para alimentar su alma. Sus pastos son secos y estériles; sus aguas son solo aguas conflictivas. El alimento espiritual que otorga el Pastor es siempre fresco, pues lleva a sus ovejas a delicados pastos. Además, el Pastor no solo alimenta, también satisface. Ninguna oveja hambrienta se recostaría en medio de la abundancia. Primero se alimenta, y luego de estar satisfecha, descansa. Además, el Pastor también lleva a las suyas a aguas de reposo. Las aguas de un arroyo hacen mucho ruido, y siempre habrá muchas rocas y aguas poco profundas. Las aguas de reposo son tranquilas y profundas. El Pastor puede tranquilizar nuestras almas y saciar nuestra sed espiritual con lo profundo de Dios, lo cual está muy alejado de las ruidosas y frívolas disputas que llenan el corazón de los hombres y que, muy a menudo, distraen a los cristianos.
A medida que atravesamos el desierto de este mundo, podemos errar en seguir al Pastor, o simplemente podemos cansarnos del camino y debilitarnos en nuestros afectos. En tal caso, Él restaura o reaviva nuestras almas. Recordemos que Él es quien restaura. A veces pareciera como si pensáramos que podemos restaurarnos a nosotros mismos, utilizando nuestros propios esfuerzos y nuestro propio tiempo. Esto está mal. Podemos errar, es verdad, pero solo Él puede restaurar.
El Pastor no restaura solamente, sino que, luego de haberlo hecho, nos conduce en sendas de justicia por amor de su nombre. Con qué frecuencia podemos, aún con sinceridad y celo, apartarnos por los caminos de nuestra voluntad propia, los cuales son inconsistentes con su nombre; y esto demuestra cuán poco permitimos, en la práctica que el Señor nos conduzca como nuestro Pastor. La senda de justicia por la que nos hace caminar es estrecha, no hay espacio para la confianza de la carne. Solamente puede ser transitada cuando tenemos al Señor como nuestro Pastor, guiándonos por delante nuestro.
Hamilton Smith