Shownotes
Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás con querubines de obra primorosa.
(Éxodo 26:1)
Las cortinas y cubiertas del tabernáculo (1)
Hay cuatro grupos de cortinas y cubiertas que se mencionan en relación con el tabernáculo. La primera era la cubierta interior, que consistía en diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí. Estas estaban unidas de tal manera que formaban una sola cortina, y se les denominó «el tabernáculo» porque eran la cubierta más interna del mismo, y estuvo sin techo hasta que esta cubierta fue puesta sobre él. Podemos recoger pensamientos preciosos al meditar en los diversos materiales utilizados.
El lino torcido, blanco y limpio, mencionado en diversas partes de la Escritura, transmite el pensamiento de una pureza inmaculada, y así es utilizado figurativamente. El azul habla de lo que es celestial. El púrpura es el color de la realeza. Cuando Jesús fue coronado burlescamente, ellos «le vistieron con un manto de púrpura» (Juan 19:2). El carmesí (o escarlata) habla de la gloria terrenal (Apoc. 17:3- 4). Parece haber sido el color de la realeza entre los judíos. Mateo, que presenta a Jesús como Rey de los judíos, menciona el manto escarlata (Mat. 27:28).
«No hay pecado en Él» (1 Juan 3:5); Él fue el único Hombre puro e inmaculado –el lino torcido. Solo Él pudo decir: «Yo soy de arriba» (Juan 8:23) –el azul celestial; Él vendrá como Rey de reyes –el púrpura; Él nació Rey de los judíos –el carmesí. Así que vemos a Cristo nuevamente delante nuestro. Él vendrá con poder y gloria celestial; reinará sobre la tierra; y también tendrá toda gloria terrenal.
Estas cortinas debían hacerse con querubines de obra primorosa. El querubín habla del juicio. Una vez más, aquí se nos presenta lo que pertenece a Cristo. El juicio de Dios cayó sobre Aquel que tomó nuestro lugar y sufrió por nuestros pecados, y ahora estamos libres del dolor interminable que caerá sobre aquellos que no querrán que este Hombre reine sobre ellos (Apoc. 20; Lucas 19:14).
J. T. Armet