Shownotes
No nos damos cuenta de la bendición de la presencia de Dios ni de los medios para asegurarla, así que vivimos vidas anémicas, impotentes y llenas de pecado cuando deberíamos tener poder, influencia y abundancia. La sangre de Cristo cubre nuestro pecado en el propiciatorio para que la santa presencia de Dios pueda darnos poder para vivir en toda la plenitud de las bendiciones de Dios.