Shownotes
Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra.
Éxodo 8:25
Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?
Éxodo 10:8
Dejar Egipto atrás (1)
Cuando Dios quiso sacar a su pueblo de Egipto, el Faraón trató de llegar a un acuerdo -obviamente, este acuerdo buscaba mantener a los israelitas como sus esclavos. Faraón le hizo tres ofertas a Moisés, y cada una de ellas habría impedido que la salvación del pueblo fuera completa, tal como estaba en los pensamientos de Dios.
1. El primer intento de acuerdo fue: “Ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra”. Y el mundo continúa preguntando: “¿Por qué necesitas salir? Tienes derecho a opinar, pero ¿para qué ser tan exigente? ¿Por qué un viaje de tres días al desierto? ¿Por qué separarte del entorno en el que creciste y de gente tan buena como tú?” ¡Ah, no tienen idea de lo que significa aquel viaje de tres días: simboliza la muerte y la resurrección de Cristo, por lo que, moralmente, ya no somos de este mundo, ¡así como él tampoco es de este mundo! ¡Qué contraste! Egipto, rico, civilizado, autocomplaciente, idólatra -y, al otro lado, ¡el desierto! Sin embargo, solo en el desierto se pueden ofrecer sacrificios a Dios.
2. Faraón recurrió entonces a otra estratagema: “Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?” A lo que Moisés respondió: “Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová” (Éx. 10:9). Faraón dijo: “¡Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro! No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis” (v. 10-11). Al retener a sus hijos, él se aseguraba de que los israelitas no se alejarían demasiado. Lo mismo sucede en el ámbito espiritual en el día de hoy. Muchos vuelven al mundo a causa de sus hijos, a quienes no han podido sacar del mundo junto con ellos.
F. W. Grant