Shownotes
Te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
(Génesis 3:15)
La primera profecía de la Biblia
Esta primera profecía bíblica abarca las dos venidas de Cristo. Comienza prediciendo el triunfo completo de Cristo sobre Satanás. El Señor Jesús “ató al hombre fuerte” durante su ministerio en la tierra (Hch. 10:38), pero en la cruz fue cuando lo derrotó por completo (1 Jn. 3:8). Aunque Satanás fue juzgado en la cruz, su sentencia no se ha cumplido todavía. Todavía está en los lugares celestiales (Ef. 6:11-12) y el mundo entero está bajo su dominio (1 Jn. 5:19). En la segunda venida de Cristo, “el Dios de la paz aplastará… a Satanás bajo vuestros pies” (Ro. 16:20). Las etapas finales del juicio de Satanás se describen en Apocalipsis 20:1-3, 7-10.
Pero esta profecía también predijo la senda del sufrimiento que Cristo atravesó durante su primera venida. Satanás, a su vez, iba a herir el calcañar del Mesías cuando viniera a este mundo y anduviera como el Hombre perfecto. Cuando Jesús meditó en la proximidad de su arresto, le dijo a sus discípulos: “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Jn. 14:30). Satanás se acercaba, pero el Salvador sabía que el enemigo no podría encontrar ninguna mancha de pecado en él. En el momento que fue traicionado, Jesús les dijo a sus captores: “Esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas” (Lc. 22:53). De hecho, Judas había salido esa misma noche del aposento alto para adentrarse en las tinieblas, justo después de que Satanás entrara en él (Jn. 13:27, 30). De esta forma, Satanás hirió el calcañar de Jesús alentando a un amigo para que alzara contra él el calcañar (Sal. 41:9) –¡el mismo calcañar que Jesús había sostenido en sus manos y humildemente había lavado momentos antes!
«La herida del calcañar habla aquí de sufrimiento e incluso de la muerte física, pero no de una derrota decisiva. De modo que Cristo sufrió en la cruz, y murió, pero resucitó de entre los muertos, victorioso sobre el pecado, el infierno y Satanás» (William MacDonald). La cabeza de la serpiente fue aplastada por el mismo calcañar que esta hirió.
Tim Bouter