Shownotes
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste.
(Romanos 13:1-2)
La autoridad de los gobiernos
El Libro de Romanos presenta a Dios como Juez, y el capítulo 13 no es la excepción. Los primeros ocho capítulos dejan en claro el hecho de que Dios ha justificado con justicia a todo creyente en el Señor Jesús, y sin dejar de lado su total autoridad. Ahora, en este capítulo, Él nos prueba para saber si nos sometemos plenamente a su autoridad.
Nos dice que Él es quien le ha dado autoridad a quienes nos gobiernan. Pueden ser benévolos o totalmente desconsiderados, abusando de su autoridad. Nuestra responsabilidad es someternos a esa autoridad, nos guste o no. Solo existe una excepción a esta regla, y la hallamos en Hechos 5:29: debemos negarnos a obedecer a un gobernante solo cuando este nos exige que desobedezcamos a Dios. No tenemos derecho de defender lo que creemos que son nuestros derechos, pero si los derechos de Dios son pasados a llevar, entonces debemos resistir
¡Qué importante es esto en estos días! Hay millones de activistas que continuamente buscan resistir al gobierno o que demandan que se legisle en favor de sus proyectos preferidos. Esta no es el área de un creyente; es contrario a la Palabra de Dios.
¿Debemos pagar los impuestos que el gobierno nos cobra? Romanos 13:6 da la respuesta: «Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo». El gobierno necesita el dinero para pagar los beneficios que recibimos, y las diversas autoridades son servidores de Dios para ocuparse de este asunto. Si el gobierno utiliza el dinero de forma incorrecta, ellos tendrán que dar cuenta a Dios por ello. Los creyentes deben dar cuenta a Dios si no pagan los impuestos que deben pagar. Aprendamos correctamente que la autoridad de Dios debe ser obedecida.
L. M. Grant