Hay tantas cosas que hacer, tantas cosas que ver o escuchar que sinceramente cada día es más difícil enfocarnos en el trabajo que sí tenemos que hacer.
Nuestro mundo está lleno de distracciones.
Y el problema es que muchas son tramposas, porque viene disfrazadas de herramientas para hacernos más productivos, pero lo único que quieren es robarnos el tiempo.