Shownotes
Dejamos que el miedo, las limitaciones de tiempo, las experiencias pasadas, la pereza y el orgullo nos impidan ser conocidos por Dios y por los demás, y sufrimos los daños del aislamiento por ello. Dios envió a su propio Hijo a la tierra para que pudiera ser conocido, y para que pudiéramos restablecer plenamente nuestra relación con Él. Y porque Él es un Dios relacional, quiere que estemos en relación unos con otros a través del Evangelio.