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Martes 6 de Septiembre / Jesucristo vino a servir y a dar
6th September 2022 • El Señor Está Cerca • Granos de Vida
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Shownotes

El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45) Jesucristo vino a servir y a dar Quisiera formular una pregunta: ¿Habrá aquí algún corazón que todavía no ha hallado el reposo? ¿Habrá algún corazón que diga: «No estoy satisfecho con el servicio de Cristo, no hallo ningún reposo en su obra»? ¡Cómo! El Hijo de Dios se inclinó para servirnos. Aquel que nos hizo, el que nos dio "vida y aliento y todas las cosas", Aquel a quien todos tenemos que dar cuenta, se inclinó para ser nuestro siervo. Él no pide que haga algo o que dé algo. Sopese bien estas palabras: «el Hijo del Hombre… vino… para servir, y para dar», porque estas abarcan toda la vida del Hijo del Hombre; usted puede apropiarse de ellas en todo su alcance y plenitud, y usarlas como si fuese el único objeto de este servicio en el mundo. La mente legalista le presenta a Dios como un exactor que le reclama algo, que exige de usted sus servicios de un modo u otro. Pero recuerde que nuestra primera gran ocupación, lo primero y más importante que tenemos que hacer, es creer en Jesús; reposar dulcemente en Él, en lo que hizo por nosotros en la cruz y en lo que hace por nosotros en el trono. «Esta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado» (Juan 6:29). Recordemos la respuesta del salmista cuando, al considerar la grandeza y multitud de los beneficios de Jehová, exclamó: «¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?» ¿Cuál es la respuesta? «Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová» (Sal. 116:12-13). ¿Tal es la manera de «pagar al Señor»? Sí, es justamente la forma de glorificarlo. Si realmente quieres «pagar», primero debes «tomar». Tomar ¿qué? «La copa de la salvación» (Sal. 116:13) –una copa que desborda seguramente; y mientras la llevas a tus labios, mientras las glorias de la salvación de Dios brillan en tu alma, fluirán entonces de tu corazón agradecido ríos de vivas alabanzas hacia Él. C. H. Mackintosh

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