Shownotes
Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio… y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
(Juan 16:8, 11)
Ahora es el juicio de este mundo.
(Juan 12:31)
Un mundo juzgado, condenado y en espera de su ejecución
El Espíritu Santo no solo convence de pecado y justicia, sino también de juicio. A menudo se cita este pasaje de forma errónea y, por tanto, se malinterpreta. Dice: “convencerá… de juicio”, pero la gente dice: «convencerá… del juicio venidero», y eso no es correcto. Pablo discutió con Félix el asunto del “juicio venidero” (Hch. 24:25), pero ese no es el punto aquí. El punto de estos versículos es que el Espíritu Santo nos convence del juicio actual.
Satanás, que es el príncipe de este mundo, hizo todo lo posible para oponerse a Dios. Logró que hombres malvados exigieran que Cristo fuera rechazado y crucificado (Lc. 23:18, 21). Sin embargo, por su muerte y resurrección, Cristo hirió la cabeza de la serpiente, anulando el poder de Satanás, y librando de esclavitud “a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Gn. 3:15; He. 2:15).
Ahora que Dios ha justificado a Cristo, él ha declarado que el mundo entero está bajo juicio, un juicio que aún no se ha ejecutado, pero que ciertamente se ejecutará. Mientras tanto, el evangelio de la gracia de Dios está siendo predicado a todo el mundo, y cuando es recibido por fe, quienes han creído son sacados del juicio, pues son librados del poder de Satanás y son traídos a Dios, pasando de muerte a vida.
El hombre de fe ve al mundo entero como ya juzgado. No solo ha hallado la vida al creer en Cristo, sino que también a ha muerto juntamente con él. Consciente de que la muerte de Cristo implica su propia muerte a los valores de este mundo, ahora vive solo para Cristo. ¡Que el Señor nos ayude llegar a esta comprensión!
H. A. Ironside