Shownotes
El acercarme a Dios es el bien.
Salmo 73:28
Cerca del Señor
Estar cerca de Cristo me hace estar en comunión con él en relación con las circunstancias de los demás, quitando así la vista de mis propias circunstancias. ¿Cómo puedo simpatizar con las alegrías de uno y la tristeza de otro, si no vivo cerca del Señor, teniendo mi corazón lleno de su bendita Persona y no de mí mismo? ¡Oh, que podamos tener la suficiente cercanía con Cristo para recibir de él toda la gracia y la devoción, y así corregir en nosotros mismos todo lo que tiende a estropear lo uno o lo otro!
La actividad, aunque pueda ser sincera, si no se realiza en comunión con él, terminará convirtiéndose en algo rutinario y hasta peligroso, pues el alma tienda a alejarse de Dios sin que nos demos cuenta. Si vivimos lo suficientemente cerca de Cristo, entonces viviremos para la Iglesia, no de ella. No se trata de lo que podemos encontrar en el cristianismo, sino de lo que podemos aportar en él. Si vivimos en comunión con Cristo, entonces esto se verá reflejado en el servicio y en las circunstancias de la Iglesia. Es de mucho consuelo que la Iglesia camine correctamente, pero debemos estar disponibles para Cristo en lo que la Iglesia pueda necesitar.
Si nos acercamos al Señor, si estamos en comunión con Dios dentro del lugar santo, entonces veremos a todos los creyentes como él los ve, como amados por su corazón, objetos de las delicias de Cristo y fruto de la aflicción de su alma. Entonces es fácil interceder por ellos en oración, lo cual es una gracia maravillosa. El amor de Dios por los suyos es la fuente celestial de la que necesitamos beber en la tierra.
Nuestro corazón debe estar más cerca de él que del trabajo que él nos encomienda, así podremos llevar a cabo ese trabajo y, hasta cierto punto, lo realizaremos como él lo haría. Estar un tiempo a solas con el Señor es algo muy bueno para nuestro servicio. Nos sitúa ante Dios, y deja en segundo plano nuestro trabajo para él, y también nos hace sentir que la obra que nos ha encomendado está en sus manos y no en las nuestras. Aquel que está más cerca de Cristo le servirá mejor, y no podemos servirlo sin esta comunión.
J. N. Darby