Shownotes
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:20
Nuestro comportamiento en las reuniones
Este versículo nos proporciona mucho consuelo. Cuando nos reunimos cada primer día de la semana, no lo hacemos por motivos superficiales como la enseñanza, un nombre secular, las amistades o nuestros gustos personales. No nos congregamos porque nos gusta la música, el predicador o el salón de reuniones. Nos reunimos porque allí está nuestro Señor Jesucristo, con quien pasaremos la eternidad, y deseamos estar con él desde ahora.
Pero cuando entendemos que él está presente cuando nos reunimos en su nombre, tal como él prometió, ¿tiene esto un impacto práctico en nuestra conducta? ¿Nos comportamos de manera acorde a la dignidad de su Persona? Consideremos, por ejemplo, nuestra asistencia. ¿Asistimos solo cuando nos es conveniente? ¿Llegamos tarde regularmente? ¿Estamos presentes antes de la hora establecida para despejarnos del estrés y la agitación de la semana, así como del trayecto hasta el lugar de reunión?
Y ¿qué hay de nuestros hijos? ¿Deseamos, esperamos y enseñamos un debido respeto hacia el Señor, manifestado a través de un buen comportamiento y consideración durante las reuniones? ¿Es esto algo que nosotros mismos practicamos, o nos distraemos regularmente conversando con otros o usando nuestros dispositivos electrónicos? Y en cuanto a nuestra vestimenta, ¿nos vestimos de manera acorde a la dignidad de su Persona, o nos preocupamos más por impresionar a los demás? ¿Cuál es nuestra postura durante nuestro tiempo con el Señor? ¿Manifestamos reverencia o pereza? Recuerda que el Señor mira nuestro corazón.
Que estemos tan ocupados con el Señor durante toda la semana que sea un deleite estar en su presencia y ofrecerle el fruto de nuestros labios, lo cual proviene de lo que hemos estado disfrutando en los días previos. Que sea verdaderamente un banquete para él, los primeros y mejores frutos, y no lo que nos sobra. Porque el Cordero que fue inmolado es digno de toda nuestra honra y adoración.
Albert Blok